Uno de los problemas más frecuentes que pueden afectar a nuestra mascota son los parásitos. Un parásito es un ser vivo que vive a costa de un huésped (en este caso nuestra mascota) causándole un mayor o menor daño.
Los parásitos se dividen en dos grandes grupos, según vivan en el exterior del huésped (ectoparásitos) ó en su interior (endoparásitos).
No debemos olvidar que algunos parásitos de nuestros perros y gatos pueden transmitirse ó pasar a los humanos, causando desde simples molestias, como la picadura de una pulga, a enfermedades muy graves, como el quiste hidatídico.
Debido a esto, es de gran importancia controlar y combatir las parasitosis de nuestra mascota, para lo cual existen diversos y eficaces tratamientos antiparasitarios.
Ectoparásitos
La Pulga.
Es un insecto de color marrón, no volador, que cuando es adulto vive como parásito entre el pelo de nuestras mascotas, alimentándose de su sangre. La pulga tiene una patas traseras adaptadas para dar grandes saltos, de hasta 50 cm. de altura, que utilizan para desplazarse y buscar nuevos huéspedes.
¿Cómo afectan las pulgas a nuestra mascota?.
Provocan prurito ó picor con sus picaduras, por lo que nuestra mascota se rascará, a vaces con tanta intensidad que se provocará lesiones a sí misma.
Una infestación elevada de pulgas puede provocar anemia por la cantidad de sangre que extraen de nuestra mascota.
Muchos de nuestros perros y gatos son alérgicos a la picadura de la pulga, lo que puede provocar en ellos una Dermatitis Alérgica a la Picadura de la Pulga (DAPP), que cursa con alopecias, infección bacteriana, lesiones por rascado, etc.
Las pulgas pueden transmitir parásitos, como el Dipilidium caninum (ver endoparásitos). La infestación ocurre cuando el animal, al mordisquearse, ingiere pulgas que contienen en su interior huevos de Dipilidium, que se deserrollarán posteriormente en el intestino de nuestra mascota.
¿Cómo se reproduce la pulga?.
Las pulgas adultas que viven entre los pelos del animal producen varias decenas de huevos al dia. Estos huevos caen al suelo, alfombras, sofás, etc, y permanecen allí hasta que se convierten en larvas. Posteriormente, la larva pasa a pupa, y la pupa se transforma en pulga adulta, que buscará un nuevo hospedador. El ciclo completo puede durar 4 semanas, y a partir de 10 pulgas adultas pueden originarse 200.000 descendientes en un mes.
¿Cómo se controlan?.
Por todo lo expuesto anteriormente debe quedar claro que, además de controlar las pulgas que habitan sobre nuestra mascota, también debemos controlar la población de pulgas que puede estar desarrollándose en el ambiente, sobre todo si tenemos en cuenta que ese ambiente es, generalmente, nuestra casa ó nuestro patio.
Para controlar las pulgas de nuestra mascota existen diversos tipos de parasiticidas, como sprays, ampollas pour-on, comprimidos, etc, y para controlar la población ambiental también existen diversos productos con los que fumigar las zonas más problemáticas.
La Garrapata
Son animales con ocho patas: son parientes de las arañas, de los ácaros del polvo, de los de la sarna. Poseen una cabeza pequeña, pero con potentes mandíbulas para agarrarse al huésped. Su cuerpo se va hinchando al llenarse de la sangre que chupa de nuestra mascota.
Su ciclo de vida incluye los estadios de huevo y larva, estas tiene solo seis patas y con ellas se suben a las plantas y esperan tranquilamente, incluso durante años, a que pase su «anfitrión», para saltarle encima. Se alimenta de él y se deja caer para mudar al siguiente estadio, la ninfa, que ya tiene ocho patas. Entonces repite el proceso, se sube a un huésped y se alimenta para dejarse caer y mudar a adulto. Cuando el adulto consigue un animal, se sube a él y, además de alimentarse, tratará de aparearse. A veces, vemos una garrapata grande y otra más pequeña pegada (pueden ser varias pequeñas en torno a una grande). No se trata de su hija, sino de una garrapata macho con la que copula. La hembra se dejará caer una vez repleta de sangre, pondrá miles de huevos (hasta 20.000) y morirá.
Es cierto que algunos años habrá más garrapatas que otros, según las condiciones climáticas sean más o menos favorables La garrapata de por sí es ya un molesto compañero, pero además puede transmitir enfermedades, como la piroplasmosis, la enfermedad de Lyme, la hepatozoonosis, y otras, algunas de las cuales son zoonosis, es decir, se transmiten al ser humano. Estas patologías pueden incluso producir la muerte del animal, por este motivo es importante prevenir la infestación por garrapatas y, si ésta se produce, informar al veterinario en caso de tener que acudir a él.
Por lo expuesto anteriormente es necesario adoptar medidas preventivas para evitar que éstos parásitos se hospeden en nuestras mascotas. Para ello tenemos diversas opciones, como collares, pipetas, sprays, etc.
Si, a pesar de todo localizamos una garrapata en nuestra mascota, nunca debemos de tirar de ella para arrancarla, sino que previamente debemos «anestesiarla», con un insecticida, alcohol, acetona, para que suelte sus mandíbulas y evitar que éstas se nos queden dentro de la piel.
Los Ácaros
No son insectos. Tienen cuatro pares de patas, y por tanto pertenecen al grupo de los arácnidos. Son parientes lejanos de las arañas. Algunos son inofensivos para la mayoría de los animales, como por ejemplo los ácaros del polvo o los ácaros del alimento almacenado.
Sin embargo, son capaces de producir alergia en unos pocos individuos predispuestos.
Otros son patógenos y causantes de distintos tipos de sarnas (sarcóptica, demodécica, soróptica,..), y de otitis (Octodectes).
Los Piojos
Son insectos sin alas. A diferencia de sus primas, las pulgas, son hogareños y no les gusta cambiar de huésped. Además son súper-especializados: el piojo de perro no sobrevive en un gato o en el hombre. Viven arrastrándose por la piel y ponen sus huevos o liendres en el pelo de su huésped.
Completan su ciclo vital a través de estadios ninfales y adultos en el mismo huésped. Hay dos especies de piojo: el masticador (Mallophaga) y el chupador (Anoplura). No son parásitos muy frecuentes y, en general, causan poco daño al hospedador y, como hemos dicho, son inocuos para el ser humano.
Endoparásitos
Toxocara sp.
De todos los parásitos intestinales, los más frecuentes, al menos en nuestra región, son los toxocara (Toxocara canis, Toxocara leonina). El cachorro, principal afectado, se infecta antes de nacer vía transplacentaria, aunque también son posibles los contagios a través de la leche materna. Los adultos los adquieren a través de heces con huevos del verme (por ejemplo al lamer los cachorros parasitados). La parasitosis intestinal es la enfermedad más frecuente del cachorro, tanto de perro como de gato y su gravedad es variable, dependiendo de la intensidad de la infestación y del estado del animal, pero puede llegara a provocar la muerte por neumonía, por hernia intestinal o por obstrucción del conducto pancreático o de la vesícula biliar.
Los casos menos graves muestran un animal con mal pelo, barriga de barril, pero delgado y que vomita con frecuencia y tiene diarrea. Otros perros con parasitaciones bajas y buenas defensas son asintomáticos.
Es importantísimo desparasitar al cachorro, pero aun mejor a la hembra gestante y lactante. ¡Ah!, por último recordarte que los toxocara pueden afectar al ser humano, especialmente a niños y a personas inmunodeprimidas.
Dipylidium Caninum
A veces nos consultan alarmados por que a su gato (o a su perro) «les salen unos gusanos por el ano». Se trata de los segmentos maduros de una tenia, la Dypilidium caninum. El contagio se ha producido cuando la mascota ha ingerido alguna pulga al acicalarse. Esta contenía cisticercos del parásito que se desarrolla rápidamente en el intestino del animal.
En diez días ya hay segmentos maduros de esta tenia. Es poco patógena, pero a veces provoca diarrea y que el animal se siente «como montando un trineo».
El tratamiento con prazicuantel es eficaz ,pero las reinfestaciones son frecuentes y el desarrollo tan rápido que el propietario piensa que el tratamiento no ha sido efectivo.
Echinococcus
La hidatidosis, o enfermedad del quiste hidatídico está producida por un parásito llamado Echinococcus granulosus, que mide 3 a 6 mm de longitud, y habita en el intestino de los perros y otros cánidos. Pone cientos de huevos que el perro elimina con las heces, y que pueden ser ingeridos por animales herbívoros (ovejas, vacas…), al pastar, e incluso por el hombre, debido a una mala higiene. Los huevos ingeridos viajan por la sangre y llegan a distintos órganos, donde forman bolsas llenas de líquido, a veces de grandes dimensiones, llamadas QUISTES HIDATÍDICOS . El ciclo se completa cuando el perro ingiere vísceras con quistes de algún animal muerto. El quiste se desarrolla y da lugar al parásito adulto en el intestino del perro.
Por tanto, debe quedar claro que el QUISTE HIDATÍDICO no tiene ninguna relación con bultos o masas que puedan aparecer en el perro, puesto que el perro lo único que tiene en su intestino es el parásito. Es en el hombre donde se desarrollan los Quistes, SIENDO UNA ENFERMEDAD MUY GRAVE, y de ahí la importancia de su prevención.
PREVENCIÓN:
- Desparasita periódicamente a tu mascota con productos como el Praziquantel, que proporcionamos habitualmente los veterinarios junto con la vacuna antirrábica.▸ No alimentes a tu perro con vísceras crudas, pues podrían contener quistes hidatídicos.
- Lava muy bien los vegetales que comes crudos, pues podrían contener restos fecales de perros infestados, y por tanto huevos de Echinococcus granulosus.
- Lávate bien las manos después de tocar el perro, puesto que elimina huevos por el ano, y los reparte por todo su cuerpo al lamerse.
- Evita que los niños se lleven tierra o arena a la boca que pueden contener restos fecales de perro.
- Teniendo en cuenta estas sencillas normas, la posibilidad de infestación es muy baja, y podremos disfrutar con toda tranquilidad de nuestra mascota.