Entendemos por otitis cualquier inflamación que afecte al conducto auditivo, pero eso es una clasificación demasiado amplia.
Anatómicamente podemos clarificarlas en:
OTITIS EXTERNA.
Afecta al conducto auditivo externo, si pica mucho, tu animal sacudirá fuertemente la cabeza y se rascará contra ti y se quedará quieto cuando le acaricies las orejas y la base del pabellón auricular. Sin embargo, si es dolorosa, no sacudirá la cabeza o lo hará con movimientos más lentos, se frotará con cuidado y se quejará, intentará marcharse o incluso morderte si le tocas el oído (a nadie le gusta que le toquen donde le duele). El conducto auditivo aparecerá lleno de secreción de diferentes tonalidades y maloliente.
En las otitis crónicas el pabellón aparecerá engrosado y de color negro.
OTITIS MEDIA.
Afecta al conducto auditivo externo y también al oído medio, suele provocar inclinación de la cabeza del lado más afectado.
OTITIS INTERNA.
Puede no haber otitis externa, provoca pérdidas de equilibrio, andar en círculo o movimientos oculares de vaivén (nistagmo). Es la más grave.
CAUSAS.
Los tipos de factores que pueden desarrollar una otitis externa son tres.
1. Factores primarios o causantes.
Son aquellos que desencadenan la otitis por su acción directa.
Cuerpos extraños (espigas o pelos que se introducen en el oído interno) que actúan produciendo la lesión.
Los parásitos, de la familia de los ácaros.
Las alteraciones que sufren las glándulas sebáceas del conducto auditivo externo (el exceso de grasa favorece la irritación y con ello la aparición de infecciones).
Las alergias.
2. Factores secundarios.
Existen microorganismos capaces de desarrollar infección en el oído sobre las heridas causadas por otros, por eso son considerados como factores secundarios. Lo mas importante en estos casos es eliminar el agente primario y combatir al secundario con un medicamento adecuado, puesto que no todos pueden curar distintas lesiones. Citamos bacterias, tanto bacilos como cocos, así como levaduras, la más importante es la Malasezzia.
3. Factores predisponentes.
Son las causas que, sin provocar otitis «per se» favorecen su desarrollo.
La forma y disposición del pabellón auditivo; las orejas caídas y peludas, propias de razas como Cocker, Basset Hound, Caniche, etc. Los conductos auditivos sucios o taponados por el pelo.
Deformaciones del conducto auditivo.
Humedad ambiental alta o baños frecuentes.
Enfermedades sistémicas que disminuyen el poder inmunológico del perro.
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Tratamiento.
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Cómo las causas que pueden producir otitis externa son múltiples, su diagnóstico y tratamiento deben ser determinados por un veterinario Etiológico. Si conocemos la causa directa, el tratamiento eficaz será suprimir la misma, por ejemplo retirara la espiga que está «pinchando el tímpano». En caso de que la otitis externa tenga un origen infeccioso, hay que realizar un cultivo para prescribir el antibiótico adecuado. Como el dolor puede ser muy intenso es posible que haya que administrar algún tipo de calmante para proceder a un estudio minucioso. En cualquier caso, el tratamiento tiene que mantenerse el tiempo fijado por el veterinario, aunque la curación parezca haberse completado.
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Prevención.
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La mejor forma de impedir la aparición de las otitis es una concienzuda higiene, eliminar periódicamente el exceso de cerumen y mantener el oído lo más seco posible, especialmente en las razas predispuestas y en los periodos de riesgo (por humedad ambiental, baños más frecuentes, exposición a alérgenos).
Existen líquidos en el mercado que ayudan a disolver de la cera y facilitan la limpieza. Son de cómoda aplicación y su uso previene eficazmente las otitis, una alternativa aceptable es la mezcla de agua y vinagre.